Y en efecto, la nueva DesertX pasa del blanco al negro, perdiendo así quizás su decidido aire de moto de rally, con reminiscencias de las Cagiva Elefant que el italiano Edi Orioli pilotase con tanto éxito en la prueba africana, pero conservando intactas todas sus características técnicas. El propulsor es un Testastretta de 937 c.c., que en esta versión ofrece una respuesta adecuada a la utilización por campo, con 110 CV y un par máximo obtenido a menos revoluciones, incorporando unas relaciones de cambio más cortas y un quickshifter de diseño específico.
Vestida con una carrocería muy simple en la que prima la funcionalidad, la moto emplea componentes de suspensión Kayaba multirregulables -los recorridos son de 230 mm. delante y 220 detrás-, frenos Brembo, y llanta delantera de 21, disfrutando, como es norma en las trail de Ducati, de una avanzada implementación electrónica, que pone al alcance del usuario seis diferentes modos de conducción -dos de ellos, para uso «off road»-, así como la posibilidad de ajustar respuesta motriz, freno motor, Cornering ABS, control de tracción, y control anti wheelies.