El fabricante japonés mantiene una pausada línea de evolución para un modelo que vio la luz hace un par de años y que deriva de la anterior versión «dos y medio», cuya irrupción en el mercado europeo data de 2012. La actual 300 emplea un motor monocilíndrico cuatro tiempos con distribución DOHC cuatro válvulas, que cubica 286 c.c. y desarrolla 27,33 CV a 8.500 vueltas, cifrándose el valor de su par máximo en 26,6 Nm a 6.500. Equipado con un cambio de seis relaciones, incorpora embrague antirrebote y eje de balance, no habiendo sufrido modificación interna alguna con respecto al propulsor nacido en 2020.
Las suspensiones, como es habitual en Honda, vienen firmadas por Showa, montándose una horquilla con barras de 43 mm. de diámetro y el consabido sistema Pro-Link de la marca en el tren posterior, ofreciendo ambos un recorrido de 260 mm., mientras que para los frenos se ha echado mano de discos lobulados, procedentes de los modelos de cross, con un diámetro de 256 mm. el delantero y 220 el trasero, utilizándose un ABS de doble canal.
La CRF300L, equipada con una sencilla instrumentación LCD, pesa 142 kilos en orden de marcha y en su depósito de combustible hay cabida para 7,8 litros. Entre los extras que figuran a disposición del usuario, encontramos una parrilla portabultos trasera, un cubrecárter, y un top case de 38 litros. Las novedades aportadas por la versión 2023 se limitan a la adopción de cubremanetas de serie y la posibilidad de adquirir la moto en color gris, además del tradicional rojo.